Con una sola mano (o cómo me convertí en un jugador casual)

Con una sola mano (o cómo me convertí en un jugador casual)

Nunca he pensado en autodenominarme un jugador casual, pues llevo la mayoría de mis años jugando y disfrutando de esta mágica afición llamada ocio electrónico. Pero no voy a negar que en ocasiones me parezco a uno. Les explico, pues sucede que con el pasar de los años, el tiempo libre, potencialmente dedicable a los videojuegos, parece encogerse de manera crónica. Sin embargo, y en oposición a la afirmación anterior, hoy en día vivimos una época en la cual las posibilidades de jugar abundan por doquier. La contradicción es evidente.

Me ha pasado también que en semanas recientes he retomado un pasatiempo que lo había dejado olvidado tiempo atrás: los videojuegos portátiles. Y si bien no lo hago desde una consola portátil como tal, muchos estarán de acuerdo que las plataformas móviles de hoy en día se siguen acercando para ofrecer una experiencia similar. Uniendo estas dos premisas es que nace el razonamiento que les expongo a continuación…

Tomando en cuenta la facilidad con la que podemos acceder a una actividad lúdica, casi cualquier tiempo muerto puede ser destinado a jugar. Ya sea mientras esperamos en la fila del banco, en el consultorio del doctor de turno, en el bus o el taxi o cuando nos sentamos en el trono, disponemos de valiosos minutos. Y si incluso simplificamos más la escena, la verdad es que hoy en día solo necesitamos de una mano libre para jugar. No en vano las tiendas de aplicaciones cuentan con una infinidad de propuestas destinadas a poner a prueba nuestra coordinación mano-ojos. Lo que se haga con la mano sobrante, es cuestión de cada uno.

Así que me puse a meditar sobre los ingredientes necesarios para que un juego de este tipo salga del anonimato. Lo primero y más importante es que debe ser rápido o mejor dicho, dividido en partes que no impliquen demasiado tiempo, de manera que en cada sentada o parada (dependiendo de lo que estemos haciendo), exista una sensación de avance o progreso. Puede resultar frustrante el tener que detener nuestra mini sesión de juego para luego enterarnos que debemos pasarnos nuevamente todo el nivel que casi habíamos terminado.

Y esto me lleva al siguiente punto: la partida debe ser fácil de abandonar. Esto no significa que el juego sea demasiado simple o con poca profundidad, sino que haya sido diseñado de forma que el jugador no se complique si debe dejar de jugar repentinamente. Una funcionalidad de auto-guardado puede ser la mejor manera de lograrlo. Es posible encontrar una buena forma de poner esto en práctica fijándose en los juegos por turnos, que implican una pequeña pausa entre cada movimiento. Creo que tampoco debería tener una trama complicada, pues esto podría sumergirnos demasiado, obligándonos a tomar más tiempo del que poseemos en realidad.

Con una sola mano (o cómo me convertí en un jugador casual)

Otro factor fundamental es la rejugabilidad. Si el título es lo suficientemente divertido para jugarlo en pequeñas ráfagas, porqué no complementarlo con un ingrediente extra que te sorprenda y te motive a volver. Para conseguir esto es importante pensar en un diseño que permita generar ciertas secciones al azar. Como lo que ocurre en el Solitario, por ejemplo, donde tenemos una estructura fija que a su vez genera aleatoriamente el mazo de cartas en cada partida. El contar con multitud de niveles también puede resultar útil en este punto, pero el tema de la dificultad debe estar implementado sutilmente. Y es que si bien el jugador irá familiarizándose con las mecánicas de juego, es igual de probable que si deja de jugarlo las olvide, por lo que retomar el ritmo del juego debe ser algo intuitivo.

Lo último y más debatible se refiere a la simplicidad. Y es justamente lo que mencionaba en el párrafo anterior, sobre cómo esta implementado el grado de dificultad. Y es que para un título de este tipo, las mecánicas de juego deben ser fáciles de aprender y retener, pues estaremos yendo y viniendo y puede ser frustrante tener que aprenderlo todo cada vez. Partiendo del hecho de que contamos solamente con algunos minutos para jugar, no creo que sea muy óptimo tener que memorizarse controles o comandos engorrosos. Y digo esto porque ya me ha pasado que he tenido que dejar pasar juegos buenos, pues al retomar alguna partida antigua, se me hacía demasiado difícil recordar cómo se jugaba.

Una vez aceptado el hecho de que muchas veces no podemos dedicarle el tiempo a una aventura inmersiva, compleja y extensa, hay que reconocer que el mercado casual puede ofrecernos interesantes alternativas. Lo expuesto en el texto es simplemente un ejercicio de razonamiento para exponerles una serie de factores que, a título personal, me parece que son necesarios para construir una buena experiencia «casual». Siéntanse libres de agregar sus propias opiniones o debatir alguno de los factores expuestos.

Con una sola mano (o cómo me convertí en un jugador casual)

11 Comentarios

  1. Yo siempre daré el mismo consejo, juega a lo que quieras jugar y olvida las etiquetas y prejuicios de casual y hardcore, todo esto es una estúpida guerra que no nos lleva a ningún lado, una maniobra por parte de la Industria para poder tratar a cierto sector de público como idiotas sacando juegos de mierda con los que hacer dinero fácil y de paso justificar ante los inversores el ridículo que hicieron al principio de la generación con el fracaso en ventas de la Xbox 360 y la PS3 frente a las de Wii.

    Siempre han habido jugadores tradicionales y jugadores nuevos o novatos, pero lo de casual y hardcore es una enorme mentira.

    • Si bien a mí tampoco me gustan estas «etiquetas», la verdad que decidí usar esa nomenclatura para no armar polémicas innecesarias. A la final lo importante es divertirse con lo que tienes al frente, sin importar lo que sea. Por más simple que sea, si tiene buenas hechuras, siempre saldremos ganando como aficionados que somos.

  2. Aunque hayan juegos más facilones que otros, el concepto de juego portátil se mantiene intacto aquí porque la función de esta clase de juegos es la de entretener sin delirios de grandeza en contraposición al enfoque de las consolas portátiles, que empiezan a parecer consolas de sobremesa con juegos recortados, perdiendo su naturaleza y su gracia.

    • Justo hacia allá apuntaba el texto, como bien remarcas, al momento de plantearnos una verdadera experiencia de juego «portátil» (por decirlo de alguna manera), hay que tomar en cuenta otra serie de factores, que varían mucho con respecto al juego de sobremesa. No creo que tenga nada de malo pasarse juegos más fáciles y menos extensos, sino lo importante es implementarlos de la manera correcta.

  3. Un problema serio que veo a la hora de de ser un gamer de celulares y tabletas,es la duracion de la bateria,que segun me cuentan en la actualidad dura una miseria,y no me imagino si uno juega mas de una rato al dia,que pasaria,aunque comparado con comprarte un psvita de 500 dolares con juegos tan caros y escasos,un smarphone es una gran alternativa

    • El tema de la duración de la batería creo que es un problema de todos los dispositivos modernos en general. Aunque si bien se han realizado importantes avances, estamos todavía muy lejos de lo visto en consolas como Game Boy, por ejemplo. Y ya que lo mencionas, por cuestión de precios hay que reconocer que el mercado de los smartphones son una gran alternativa. Yo recientemente adquirí un dispositivo Android y he pasado jugando por muchas horas, sin tener que desembolsar ni un solo centavo.

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